emplear el ministro del Evangelio. Para ser un verdadero sucesor de los Apóstoles debe entregarse a la oración así como al ministerio de la Palabra (Hechos 6:4). Debe no solo emplear la Palabra del Espíritu, sino orar siempre “con toda oración y súplica” (Efesios 6:17–18). Esta es la forma de obtener una bendición en su propio ministerio. Esta, sobre todo, es la forma de conseguir ayudadores para llevar a cabo la obra de Cristo. Las universidades pueden educar a los hombres. Los obispos pueden ordenarlos.
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